Y dijo Joab: Añada JEHOVÁ á su pueblo cien veces otros tantos. Rey señor mío, ¿no son todos éstos siervos de mi señor? ¿para qué procura mi señor esto, que será pernicioso á Israel?
Mas el mandamiento del rey pudo más que Joab. Salió por tanto Joab, y fué por todo Israel; y volvió á Jerusalem, y dió la cuenta del número del pueblo á David.
Escógete, ó tres años de hambre; ó ser por tres meses deshecho delante de tus enemigos, y que la espada de tus adversarios te alcance; ó por tres días la espada de JEHOVÁ y pestilencia en la tierra, y que el ángel de JEHOVÁ destruya en todo el término de Israel: mira pues qué he de responder al que me ha enviado.
Entonces David dijo á Gad: Estoy en grande angustia: ruego que yo caiga en la mano de JEHOVÁ; porque sus misericordias son muchas en extremo, y que no caiga yo en manos de hombres.
Y envió JEHOVÁ el ángel á Jerusalem para destruirla: pero estando él destruyendo, miró JEHOVÁ, y arrepintióse de aquel mal. Y dijo al ángel que destruía: Basta ya; detén tu mano. Y el ángel de JEHOVÁ estaba junto á la era de Ornán Jebuseo.