Cinco príncipes de los Filisteos, y todos los Cananeos, y los Sidonios, y los Heveos que habitaban en el monte Líbano: desde el monte de Baal-hermón hasta llegar á Hamath.
Éstos pues fueron para probar por ellos á Israel, para saber si obedecerían á los mandamientos de JEHOVÁ, que él había prescrito á sus padres por mano de Moisés.
Y la saña de JEHOVÁ se encendió contra Israel, y vendiólos en manos de Chusan-risathaim rey de Mesopotamia; y sirvieron los hijos de Israel á Chusan-risathaim ocho años.
Y clamaron los hijos de Israel á JEHOVÁ; y JEHOVÁ suscitó salvador á los hijos de Israel y librólos; es á saber, á Othoniel hijo de Cenez, hermano menor de Caleb.
Y el espíritu de JEHOVÁ fué sobre él, y juzgó á Israel, y salió á batalla, y JEHOVÁ entregó en su mano á Chusan-risathaim, rey de Siria, y prevaleció su mano contra Chusan-risathaim.
Y tornaron los hijos de Israel á hacer lo malo ante los ojos de JEHOVÁ; y JEHOVÁ esforzó á Eglón rey de Moab contra Israel, por cuanto habían hecho lo malo ante los ojos de JEHOVÁ.
Y clamaron los hijos de Israel á JEHOVÁ; y JEHOVÁ les suscitó salvador, á Aod, hijo de Gera, Benjamita, el cual tenía cerrada la mano derecha. Y los hijos de Israel enviaron con él un presente á Eglón rey de Moab.
Mas él se volvió desde los ídolos que están en Gilgal, y dijo: Rey, una palabra secreta tengo que decirte. Él entonces dijo: Calla. Y saliéronse de con él todos los que delante de él estaban.
Y habiendo esperado hasta estar confusos, pues que él no abría las puertas de la sala, tomaron la llave y abrieron: y he aquí su señor caído en tierra muerto.
Entonces él les dijo: Seguidme, porque JEHOVÁ ha entregado vuestros enemigos los Moabitas en vuestras manos. Y descendieron en pos de él, y tomaron los vados del Jordán á Moab, y no dejaron pasar á ninguno.