OYE, Israel: tú estás hoy para pasar el Jordán, para entrar á poseer gentes más numerosas y más fuertes que tú, ciudades grandes y encastilladas hasta el cielo,
Un pueblo grande y alto, hijos de gigantes, de los cuales tienes tú conocimiento, y has oído decir: ¿Quién se sostendrá delante de los hijos del gigante?
Sabe, pues, hoy que JEHOVÁ tu Dios es el que pasa delante de ti, fuego consumidor, que los destruirá y humillará delante de ti: y tú los echarás, y los destruirás luego, como JEHOVÁ te ha dicho.
No discurras en tu corazón cuando JEHOVÁ tu Dios los habrá echado de delante de ti, diciendo: Por mi justicia me ha metido JEHOVÁ á poseer esta tierra; pues por la impiedad de estas gentes JEHOVÁ las echa de delante de ti.
No por tu justicia, ni por la rectitud de tu corazón entras á poseer la tierra de ellos; mas por la impiedad de estas gentes JEHOVÁ tu Dios las echa de delante de ti, y por confirmar la palabra que JEHOVÁ juró á tus padres Abraham, Isaac, y Jacob.
Acuérdate, no te olvides que has provocado á ira á JEHOVÁ tu Dios en el desierto: desde el día que saliste de la tierra de Egipto, hasta que entrasteis en este lugar, habéis sido rebeldes á JEHOVÁ.
Cuando yo subí al monte para recibir las tablas de piedra, las tablas del pacto que JEHOVÁ hizo con vosotros, estuve entonces en el monte cuarenta días y cuarenta noches, sin comer pan ni beber agua:
Y dióme JEHOVÁ las dos tablas de piedra escritas con el dedo de Dios; y en ellas estaba escrito conforme á todas las palabras que os habló JEHOVÁ en el monte de en medio del fuego, el día de la asamblea.
Y díjome JEHOVÁ: Levántate, desciende presto de aquí; que tu pueblo que sacaste de Egipto se ha corrompido: pronto se han apartado del camino que yo les mandé: hanse hecho una efigie de fundición.
Y miré, y he aquí habíais pecado contra JEHOVÁ vuestro Dios: os habíais hecho un becerro de fundición, apartándoos presto del camino que JEHOVÁ os había mandado.
Y postréme delante de JEHOVÁ, como antes, cuarenta días y cuarenta noches: no comí pan ni bebí agua, á causa de todo vuestro pecado que habíais cometido haciendo mal en ojos de JEHOVÁ para enojarlo.
Y tomé vuestro pecado, el becerro que habíais hecho, y quemélo en el fuego, y lo desmenucé moliéndole muy bien, hasta que fué reducido á polvo: y eché el polvo de él en el arroyo que descendía del monte.
Y cuando JEHOVÁ os envió desde Cades-barnea, diciendo: Subid y poseed la tierra que yo os he dado; también fuisteis rebeldes al dicho de JEHOVÁ vuestro Dios, y no lo creísteis, ni obedecisteis á su voz.
Y oré á JEHOVÁ, diciendo: Oh Señor JEHOVÁ, no destruyas tu pueblo y tu heredad que has redimido con tu grandeza, al cual sacaste de Egipto con mano fuerte.
Porque no digan los de la tierra de donde nos sacaste: Por cuanto no pudo JEHOVÁ introducirlos en la tierra que les había dicho, ó porque los aborrecía, los sacó para matarlos en el desierto.