Y VINIERON los de Chîriath-jearim, y llevaron el arca de JEHOVÁ, y metiéronla en casa de Abinadab, situada en el collado; y santificaron á Eleazar su hijo, para que guardase el arca de JEHOVÁ.
Y habló Samuel á toda la casa de Israel, diciendo: Si de todo vuestro corazón os volvéis á JEHOVÁ, quitad los dioses ajenos y á Astaroth de entre vosotros, y preparad vuestro corazón á JEHOVÁ, y á sólo él servid, y os librará de mano de los Filisteos.
Y juntándose en Mizpa, sacaron agua, y derramáronla delante de JEHOVÁ, y ayunaron aquel día, y dijeron allí: Contra JEHOVÁ hemos pecado. Y juzgó Samuel á los hijos de Israel en Mizpa.
Y oyendo los Filisteos que los hijos de Israel estaban reunidos en Mizpa, subieron los príncipes de los Filisteos contra Israel: lo cual como hubieron oído los hijos de Israel, tuvieron temor de los Filisteos.
Y aconteció que estando Samuel sacrificando el holocausto, los Filisteos llegaron para pelear con los hijos de Israel. Mas JEHOVÁ tronó aquel día con grande estruendo sobre los Filisteos, y desbaratólos, y fueron vencidos delante de Israel.
Y fueron restituídas á los hijos de Israel las ciudades que los Filisteos habían tomado á los Israelitas, desde Ecrón hasta Gath, con sus términos: é Israel las libró de mano de los Filisteos. Y hubo paz entre Israel y el Amorrheo.