Y tomando Saúl tres mil hombres escogidos de todo Israel, fué en busca de David y de los suyos, por las cumbres de los peñascos de las cabras monteses.
Y como llegó á una majada de ovejas en el camino, donde había una cueva, entró Saúl en ella á cubrir sus pies: y David y los suyos estaban á los lados de la cueva.
Entonces los de David le dijeron: He aquí el día que te ha dicho JEHOVÁ: He aquí que entregó tu enemigo en tus manos, y harás con él como te pareciere. Y levantóse David, y calladamente cortó la orilla del manto de Saúl.
Y dijo á los suyos: JEHOVÁ me guarde de hacer tal cosa contra mi señor, el ungido de JEHOVÁ, que yo extienda mi mano contra él; porque es el ungido de JEHOVÁ.
También David se levantó después, y saliendo de la cueva dió voces á las espaldas de Saúl, diciendo: ¡Mi señor el rey! Y como Saúl miró atrás, David inclinó su rostro á tierra, é hizo reverencia.
He aquí han visto hoy tus ojos como JEHOVÁ te ha puesto hoy en mis manos en la cueva: y dijeron que te matase, mas te perdoné, porque dije: No extenderé mi mano contra mi señor, porque ungido es de JEHOVÁ.
Y mira, padre mío, mira aún la orilla de tu manto en mi mano: porque yo corté la orilla de tu manto, y no te maté. Conoce pues y ve que no hay mal ni traición en mi mano, ni he pecado contra ti; con todo, tú andas á caza de mi vida para quitármela.
Júrame pues ahora por JEHOVÁ, que no cortarás mi simiente después de mí, ni raerás mi nombre de la casa de mi padre. Entonces David juró á Saúl. Y fuése Saúl á su casa, y David y los suyos se subieron al sitio fuerte.